- “Mamá, quiero ser youtuber”
- ¿Lo qué?
- Que sí, que el Rubius tiene diez millones de seguidores y es muchimillonario, y los dioses le veneran.
- Vale, pero ve con cuidado y abrígate.
De acuerdo, igual esta conversación con tu madre no ha acabado así (sino más bien con un, “vete a estudiar que todavía la tenemos”) y puede que todas las cifras sobre la maravillosa vida de los youtubers no sean ciertas (algunas sí, como los 10 millones de seguidores de Rubén Doblas, alias elRubiusOMG, pero no todas, algo de eso desmiente) pero no cabe duda que la vocación a dedicar tiempo y esfuerzo a la creación de contenidos para compartirlos en un canal de Youtube y sacar rendimiento económico al asunto es algo que está en auge de forma exponencial en los últimos tiempos.
Es evidente que un gran porcentaje de los creadores de contenidos para Youtube no son mayores de edad. Jóvenes con mucha ilusión (en ocasiones, incluso con talento) que se lanzan a grabar vídeos en los que analizan juegos, cuentan su vida, monologuean un rato sobre lo fantástico que es un grupo de gemelos cantarines o, simplemente, dejan fluir su verborrea particular, ponen caras absurdas y tratan de arrancar una sonrisa. Aunque Boyero no entienda su arte, y «flipe».
Para aliviar algo la preocupación materna de los youtubers más jóvenes, y dar una pequeña luz a los que no lo son tanto, os apunto algunos consejos legales importantes a tener en cuenta si os lanzáis a la caza y captura de followers, likes, fans y RT varios:
Si no es tuyo, no lo toques
Vale, eres el mejor jugado a ese videojuego o esa película es la octava maravilla, pero eso no te derecho a subirla a internet.
Usar imágenes, música y videos que no has hecho tú, no siempre esta permitido. Es más, por norma general no lo está, y sus autores o los titulares de los derechos (sean grandes productoras, personas “normales”, cantantes famosos, distribuidoras de videojuegos o cadenas de televisión) tienen el derecho a impedir que los uses. Algo de eso habrás visto cuando al intentar subir un vídeo que incluye una canción, te lo borran o te lo dejan sin sonido.
Las obras tienen derechos, y sólo puedes utilizarlas si te lo permite su autor. Y algo parecido ocurre con los personajes.
Un ejemplo es el caso de los “fan art”: el hecho de que seas fan de Naruto no quiere decir que puedas hacer cortos de animación en los que salga besándose con Goku (¿de verdad quieres hacerlo?). Otra cosa es que, basándote en el universo creado por un autor (por ejemplo el mundo de magos de Fairy Tail o de Harry Potter) crees personajes o historias nuevas. Pero ojo, han de ser completamente nuevas: si utilizas en algún momento partes propias de la obra original (nombres, escenarios…) volvemos a incurrir en riesgo de vulnerar derechos de terceros.
El motivo de que muchos videos, dibujos etc., incluyan ese contenido “y no pase nada” es, o bien porque los autores hacen la vista gorda (lo permiten, o más bien no lo impiden) porque entienden que les da visibilidad, o porque quien los ha utilizado tiene permiso para ello (youtubers y gamers “profesionales” suelen tener acuerdos con los creadores para hacer los vídeos, lo que les permite usarlos).
En resumen: si no estas seguro de si tienes derecho a usar un contenido… no lo uses.
No todo está permitido
Sí, Internet es libre. Eres joven y rebelde y, sí, ese cantante merece todo tu amor/desprecio. Ok, nada que alegar. Pero hay cosas que no se pueden hacer, ni en Internet. Aunque la libertad de expresión es un derecho fundamental, es preciso recordar una regla básica: si no puedes hacerlo en la calle, tampoco puedes en la Red.
Es decir, no insultes, no te desnudes, no grabes a la gente sin permiso, no amenaces, no hostigues o acoses a los que piensen diferente a ti. Cuida tu vocabulario y tus expresiones, porque eres responsable de lo que dices y haces, y no eres tan ilocalizable como piensas.
Incitar al odio o dirigirte a otros usuarios (¡personas!) con comentarios racistas, xenofobos, o que inciten al odio no siempre es “trolear”, puede ser delito. Esto no son Las Vegas: lo que pasa en Internet no se queda en Internet. Te sigue a casa y supone consecuencias aún mayores que si lo hicieras en el patio de tu casa: te ven, potencialmente, millones de personas, incluidos niños, y es necesario tener cuidado.
El dinero no es gratis
¿Has tenido éxito? ¿Empiezan a crecer los visitantes? ¿Algo de dinero de la publicidad? ¿Una marca quiere que la menciones? Ese dinero tiene, también, responsabilidades, y debes ser consciente de ellas. Hablamos de impuestos y de, a partir de una determinada habitualidad, la necesidad de regularizar tu situación. Darte de alta como autónomo, declarar tus ingresos… vamos, como todo el mundo.
Además, si te pagan por publicar un vídeo en el que hablas bien de un determinado producto, debes dejar claro a tus followers que el vídeo está patrocinado, o cuando menos que lo has grabado porque te lo ha pedido la emrpesa X.
Tú también eres autor
No todo son obligaciones y peligros. Eres autor de lo que creas (tus videos son una obra, tus canciones y dibujos también…) y tienes derecho a decidir que se hace con ello. Así, nadie podrá comercializar tus contenidos sin tu consentimiento, o transformarlos o explotarlos si no cuenta con tu autorización. En resumen, si alguien quiere poner un dibujo tuyo, o tu cara, en una camiseta, no podrá hacerlo sin contar con tu consentimiento (y, ya que estamos, con un contrato). Eso sí, ¡ten cuidado con las plataformas en las que los cuelgues! Algunas se quedan con tus derechos.
Hay muchos más temas de los que hablar, y prometo que, poco a poco, iré mencionando alguno. Si tenéis dudas antes, pregunta. Pero, en resumen, adelante con tus sueños… con cabeza, que para que algo sea divertido no viene mal respetar algunas reglas. Además, si le explicas a tu madre que al menos has leído los consejos de un abogado, lo mismo hasta se queda algo más tranquila (y deja de fastidiarte los videos apareciendo detrás con un colacao y galletas…). Que no todos los abogados son como los de las películas, alguno, hasta es “criaturita”… seguro… ¿o tal vez?