El miércoles 20 pude asistir a la Tercera Sesión Anual Abierta de la Agencia Española de Protección de Datos. No me he perdido ninguna de las dos ediciones anteriores, y fiel a la tradición, no quería dejar pasar la oportunidad de reencontrarme y charlar con colegas de profesión, y de presenciar un año más las exposiciones del regulador de la privacidad.
Siempre es de agradecer la organización de una jornada específica para acercar temas jurídicos al público en general, máxime cuando se hace con una clara vocación de servicio público, y se abordan cuestiones de indudable interés para quienes han de aplicar la Ley. En el caso de la AEPD el agradecimiento debe ser doble, pues al esfuerzo organizador se une su carácter grauito y su periodicidad anual.
Si bien el tema principal giraba en torno a la protección de datos en la Administración Electrónica, esta vez yo tenía un interés especial en conocer la opinión de la AEPD sobre las últimas Sentencias del Tribunal Supremo, que declaró nulos cuatro artículos del Reglamento de desarrollo de la Ley Orgánica de Protección de Datos y ratificó unos cuantos más. Como es lógico, mi interés se centraba en los comentarios a los artículos anulados… pero la AEPD sacó la muleta y centró su discurso en los ratificados.
En cualquier caso, la parte más interesante fue, un año más, la relativa a la resolución de cantidad de dudas y consultas de los asistentes, a pesar del interés de alguno que otro en obtener asesoramiento privilegiado para resolver cuestiones de sus clientes. Eso sí, nefastas las presentaciones que acompañaban las ponencias: compruébenlo ustedes mismos echando un vistazo a los PowerPoint. Los que me sigan en Twitter ya lo saben, pero nunca me ha gustado ese programita, y menos todavía ahora, que hasta hay estudios que dicen que nos vuelve tontos.
En fin… quizás la parte más entretenida de este tipo de eventos es el reencuentro con los compañeros, la «desvirtualización» de tuiteros que también seguían la #sesionAEPD, y el hecho de escaparnos una mañana entera de la pantalla del ordenador y de las muchas veces interminables reuniones. El año que viene, esperemos que más y mejor.