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Botiquín cajón de sastre

– “Llevo un par de días medio mareado, y me duele aquí y allá…”
– “No pasa nada, eso va a ser que tienes un poco de (elegir enfermedad). Tengo yo unas pastillas por ahí de cuando me pasó a mí (otra enfermedad parecida) que seguro que te vienen genial”
– “Ah, pues dame, dame”.

¿Cuántas conversaciones parecidas les vienen a la memoria? He de reconocer que en mi experiencia personal, alguna que otra hay. Automedicación, lo llaman, y en resumen se trata de buscar solución a un mal (físico) sin consultar con un especialista, a veces por iniciativa propia, a veces siguiendo el consejo de otro. Obviamente, esta práctica conlleva unos riesgos más que evidentes en forma de contraindicaciones, interacciones, falta de la necesaria información… Con la llegada de Internet de forma masiva a los hogares, el problema (que ha existido desde siempre) se ha acuciado sensiblemente. Y no sólo en el sector sanitario. También para arreglar un grifo, un enchufe, preparar un viaje… y, por supuesto, en temas jurídicos.

Tendemos a autodiagnosticarnos y a buscar en la red soluciones rápidas a problemas y situaciones que requieren de consejo profesional. Preguntas en foros, chats, visitas a páginas web personales sin supervisar por profesionales… Esta necesidad y búsqueda de información y soluciones multiplica los riesgos, ya que si bien tiene todo el sentido escuchar el consejo de un amigo íntimo, familiar, o conocido, en estas ocasiones siempre contamos con el punto a nuestro favor de la presupuesta buena intención del consejero, al menos por la cercanía personal. Por Internet, sin embargo, tratamos con absolutos desconocidos, que pueden tener, o no, conocimientos sobre el tema, e incluso mala intención. Peligroso en la vida personal y en la profesional. ¿Imaginan tener que explicar al CEO que la decisión de no demandar fue tomada por consejo legal de un tal «superabogadoojosazules_75»? Huele a INEM a la legua…

Tratando de aportar cierta coherencia, exactitud y con el objetivo de mitigar los riesgos de la autodiagnosis en base al prestigio y experiencia de sus usuarios, han surgido las redes de sistema “pregunta-respuesta”. De esta forma encontramos, entre otras, webs como Todoexpertos o la más reciente Quora. Todas ellas funcionan permitiendo la segmentación por sectores tanto de los que buscan respuestas como de los que las ofrecen, con sistemas basados en la valoración entre usuarios que vienen a ofrecer una imagen “realista” de la oportunidad de la respuesta dada y del “experto” que la da. Algo así como un ranking de “ok, esta respuesta me ha venido bien”.

Frente al autodiagnóstico, o el “consejo del amigo que pasaba por ahí”, no puede dejar de observarse estas redes como un avance, ya que incluso llegan a permitir incluir información sobre quién da la respuesta, su curriculum, experiencia profesional… que, unido a la posibilidad de comparar esta respuesta con las muchas otras que aporten otros usuarios, reducen considerablemente el riesgo de “contraindicaciones” al utilizar el remedio que nos ofrecen. E incluyen, además, sustanciosas ventajas de interrelación profesional, contactos y oportunidades a los usuarios, al funcionar cada vez más como una red social al uso.

En mi caso, soy usuario activo de algunas de estas redes y, precisamente por esta condición, no soy ajeno a que los riesgos no se eliminan por el hecho de multiplicar los receptores. La información que una pregunta puede aportar es, a menudo (por no siempre), insuficiente para ofrecer una respuesta adecuada. Y las contestaciones dadas lo son, en más oportunidades de las debidas, buscando el autobombo o “la respuesta que me gustaría que fuese la correcta” más que la aplicable en la práctica, que en ocasiones no genera negocio o no permite al “experto” lucirse en el tema en cuestión.

En resumen, son herramientas eficaces y útiles para obtener una visión general de un asunto, e incluso pueden servir para encontrar un profesional cualificado que te aconseje en profundidad. Pero al igual que no es buena idea tomarse pastillas de colores porque te las recomiende un señor en un foro para curar ese bulto que te ha salido en el pecho, o ese dolor de pulmones que te provoca tos… tampoco lo es mandar un burofax, exigir “supuestas obligaciones” a un jefe, o utilizar los datos personales de usuarios de nuestra web “porque me han dicho en xxxxweb.com que no pasa nada”.

El “botiquín” donde guardamos lo que una vez nos vino bien, o le vino bien a otro, tiene más opciones de ser una “caja de Pandora” que una lampara de los deseos. Así que…los medicamentos, con receta. Y las decisiones jurídicas con asesoría. Que para eso estamos.

Actualización:
Por las preguntas que me han llegado al mail… el nick de ejemplo no es mío. No soy del 75 ni tengo los ojos azules.

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