Una broma de un turista británico que volaba hacia Menorca, hecha con sus amigos en un grupo privado de Snapchat, pudo costarle cara. Los servicios de inteligencia británicos accedieron a la conversación e interpretaron que portaba una bomba, por lo que su vuelo fue interceptado por un F-18 de las fuerzas armadas españolas. El Estado trataba ahora de que pagase los gastos, pero ha sido absuelto por la Audiencia Nacional. En Informativos Telecinco han contado con nuestro compañero Leandro Núñez para analizar hasta qué punto es legal que los Estados puedan acceder a nuestras conversaciones privadas… y después tratar de pasarnos la factura.
Foto: Albert Stoynov (via Unsplash)
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